Todavía es un pequeñísimo porcentaje dentro del valor de negocio del sector de la alimentación, entre un 2% y un 4% sobre el total de las compras en mercados como el estadounidense según algunos estudios. También es cierto que dichos estudios prevén un crecimiento sostenido de este modelo de adquisición de bienes, algo que no debe sorprender a nadie a estas alturas, y menos cuando sabemos que el gigante Amazon se ha puesto a empujar del carro de la innovación en el sector online de la alimentación desde hace unos años, incorporándose hace relativamente poco al mercado europeo. Y, en el sector de la alimentación, ya deben tener en cuenta lo que ha sucedido en los otros sectores en los que la empresa comandada por Jeff Bezos empezó a operar: cierre de negocios tradicionales al no poder adaptarse al ritmo de la innovación motivado por el cambio de paradigma en los hábitos de consumo de sus clientes.
De este modo, con unas previsiones que auguran un crecimiento sostenido y notable para los próximos años, y con un Amazon como principal competidor en los mercados en los que ya se ha establecido dentro del sector de la alimentación, sin duda podemos pronosticar un escenario en el que, quienes no adapten su experiencia de cliente y la hagan competitiva, quedarán fuera del interés del cliente digital.
El punto de partida en nuestro país es el de una mezcla entre webs mal optimizadas, plazos de entrega elevados, precios de envío poco atractivos… o al menos así lo narran desde gizmodo en su análisis a ocho supermercados online. El margen de mejora es sustancial, no solamente en las cuestiones tecnológicas, si no en la estrategia al completo. Sorprende que incluso algunas famosas cadenas de alimentación ni siquiera tengan presencia online a día de hoy.
¿Qué pueden hacer los comercios tradicionales que no puede hacer Amazon? Una vez más, el gran aliado de los comercios tradicionales, también en la alimentación, es su capacidad de ofrecer omnicanalidad gracias a la posesión de centenares de puntos de venta, que pueden ser usados para la distribución, envío o recogida de productos o la atención personalizada, frente a un modelo como el de Amazon que, al menos a día de hoy, sigue siendo puramente online. En definitiva, la batalla del sector de alimentación por la parcela del comercio online tiene un nuevo competidor, que no es otro que aquél que ha cambiado el paradigma, y las cadenas tradicionales solo pueden ponerse a trabajar tanto en mejorar aquello en lo que pierden contra Amazon, como en aquello que puede ser una ventaja competitiva por sus características tradicionales.