Si nos fijamos en Wikipedia, la definición de plan de continuidad del negocio sería “un plan logístico para la práctica de cómo una organización debe recuperar y restaurar sus funciones críticas parcial o totalmente interrumpidas dentro de un tiempo predeterminado después de una interrupción no deseada o desastre”. Hasta ahora, es posible que estos planes de continuidad de negocio fueran un último resorte al que acudir en situaciones realmente complicadas y muy puntuales. Una unión de acciones sobre la tecnología (recuperación de desastres) y un protocolo de reactivación de los procesos críticos de un negocio, pensada para situaciones de emergencia, pero probables, que pueden frenar en seco la actividad de una organización debido a diferentes causas.

Pero tras los últimos meses, estos planes de continuidad se han revelado más importantes que nunca y, seguramente en muchas empresas, incluso insuficientes para atajar una situación de indisponibilidad de acceso a los centros de trabajo como la que hemos vivido a raíz de la pandemia de coronavirus. Por ello, y cómo también se cuestionan en el portal XaaS Journal, quizá hemos estado respondiendo incorrectamente a la pregunta ¿qué es un plan de continuidad del negocio?

La continuidad de negocio por supuesto es tecnología, pero no solamente. El autor del artículo enlazado hace un llamamiento a las empresas proveedoras de soluciones de planes de continuidad del negocio para que abandonen la visión de dicha continuidad como sinónimo de soluciones de backup y recuperación de desastres. Las propuestas de continuidad del negocio han de dar un giro hacia la integración de tres piezas clave si quieren ser realmente de utilidad: herramientas, procesos y personas.

Por supuesto, son necesarias herramientas tecnológicas que permitan que los empleados sigan trabajando desde sus casas de la misma manera que lo harían desde la oficina, así como herramientas tecnológicas que habiliten, en la medida de lo necesario, la automatización de tareas, la monitorización remota, o la simplificación de procesos gracias a la integración entre tecnologías. Pero eso es una parte nada más. También hace falta que nuestros empleados estén preparados para trabajar en remoto, y que los mandos responsables tengan la capacidad (personal y tecnológica) de gestionar a sus equipos desde la distancia. 

En definitiva, para afrontar esta nueva era en los planes de continuidad del negocio, debemos dejar de lado la interpretación que convierte al asunto en algo puntual, o en una mera cuestión tecnológica, para introducir en toda la organización la idea de la resiliencia, de estar preparados ante cualquier emergencia que ponga en riesgo el correcto funcionamiento de la actividad. Un cambio de mentalidad que pasa por ser capaces de encontrar los proveedores de soluciones de continuidad del negocio adecuados, aquellos que no solamente venden tecnología, sino los que nos acompañen en la creación de esa tan necesaria cultura de la continuidad.

 

 

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Sobre el autor

Mariano Regidor

Dos décadas de trayectoria combinadas en el área de operaciones del Contact Center y el marketing de contenidos al servicio de la Experiencia del Cliente.

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