Viendo los movimientos de practicamente todas las grandes empresas de comunicaciones y tecnología de consumo, parece claro que los asistentes virtuales serán una pieza común de aquí a unos años en cualquier software o dispositivo que se precie. Quizá la irrupción de Siri en el mercado de manos de Apple fue una de las entradas más sonadas del mundo de los asistentes virtuales conversacionales para el gran consumidor, aunque éstos vienen existiendo desde hace años en sus versiones de respuesta en base a texto (recordemos a la hoy desaparecida Anna de Ikea). La evolución hasta los asistentes conversacionales parecía lógica en cuanto la tecnología fuese viable, y ejemplos no faltan: el mencionado Siri, Cortana de Microsoft de serie en su nuevo Windows, Google Now en las últimas versiones de Android o ChromeOS, Alexa, el asistente integrado en Echo de Amazon o su homólogo de Google y recién presentado Google Home, o Watson, el nombre detrás no solo de un asistente personal, si no de un nuevo concepto en sí de computación comprensiva desarrollado por IBM, a quien podemos ver concursando junto a dos de los vencedores del famoso concurso televisivo estadounidense Jeopardy
Llegados a este punto en el que las grandes compañías (y muchas independientes) están apostando por tecnología que conversa con su usuario para llevar a cabo sus propósitos, y aunque aún este objetivo se encuentre en un estado incipiente, es obvio que una de las claves para que este tipo de sistemas triunfe es la capacidad de los mismos para desarrollar una “personalidad”, y no ser simplemente robots que repiten frases enlatadas. Es más, volviendo a Watson, IBM está haciendo que éste aprenda de urbandictionary.com, la enciclopedia de la jerga humana, para poder conocer el contexto en las frases del usuario, pues el lenguaje humano es demasiado ambiguo como para emplear el sentido literal a la hora de crear una comunicación interactiva. Sobre esto reflexionan en The Next Phase of UX: Designing Chatbot Personalities, en donde los autores del artículo repasan la situación actual y cómo deberán ser estos asistentes virtuales si no quieren quedar olvidados en un cajón cogiendo polvo.
Una última curiosidad: Watson ha sido profesora de universidad durante los últimos cinco meses… ¡y ninguno de sus 300 alumnos se ha dado cuenta!. Está claro que el máximo esfuerzo, en este punto, está siendo precisamente el hacer que las tecnologías cognitivas desarrollen personalidades que se mimeticen perfectamente con las humanas.