Su documento de identidad tiene un nombre femenino, pero hace años que eligió que el mundo lo llame “Lucas”. Espera paciente en la recepción a que llegue su turno, su cita con la esperanza, con esa oportunidad que hace tiempo busca y espera. De pronto, se escucha ese nombre de mujer y su apellido; ese nombre con el que tiene que convivir cotidianamente como si fuera un pseudónimo, aunque los papeles se encaprichen en recordarle que es el verdadero, o al menos el que le pusieron cuando nació. No sabe todavía porqué no lo cambio, pese a que la ley se lo permite.

Se levanta decidido y acostumbrado a las miradas. Se sienta, toma aire y está listo para lo que viene, cualquiera sea el resultado. La charla es un zapping entre sus antecedentes, estudios, formación y experiencia en el mundo laboral. Se siente fuerte, se ha preparado desde hace tiempo para esta oportunidad. Tiene todo lo que ese puesto requiere: know how, experiencia y lo más importante: agallas y ganas.

Luego de un saludo cordial, la entrevistadora lo despide con la promesa de llamarlo para confirmar o no su continuidad en el proceso de selección.

Esta historia, con final abierto, y que cualquiera podría darle la conclusión que mejor se adapte a su cosmovisión, procura ser espejo de realidades de un sinnúmero de personas que día a día salen a buscar esa oportunidad que sea inmune a su aspecto, edad, antecedentes penales, elección de género o limitaciones físicas.

La inclusión laboral

Lo cierto es que la mayoría de las empresas aún no cuentan con programas específicos que permita romper esos “techos de cristal” que marcan diferencias -remunerativas, de planes de carrera y oportunidades de progreso- entre trabajadores de diferentes géneros.

De hecho, en la era de la Inteligencia Artificial, los algoritmos y la nueva economía, continúan prevaleciendo modelos laborales de mediados del siglo pasado sumamente rígidos donde conceptos como bienestar integral de la persona, inteligencia emocional y el employee experience no estaban presentes. Esto hoy está evolucionando y da paso a la igualdad, la inclusión y la diversidad.

En nuestra empresa, los paradigmas de inclusión están inscriptos en el ADN y forman parte de las políticas de Responsabilidad Social contempladas en programas concretos, que procuran mejorar la inserción social de colectivos vulnerables diversos, tales como personas con discapacidad, mayores de 45 años, víctimas de la violencia, trans, inmigrantes, aborígenes, entre otros.

En la actualidad, los empleados trans  forman parte de nuestra diversidad y no sólo estamos orgullosos de contarlo sino que estamos inquietos por seguir promoviendo el camino para que cada día no sólo seamos más sino más diversos.  Hoy incluyendo a todos los colectivos antes mencionados, sumamos cerca de un 5% del total del capital humano de la filial de Argentina, que alcanza los 8000 colaboradores.

El impulso estatal

Mientras tanto, es bueno reconocerlo, muchos gobiernos sí van ganándole terrero a los prejuicios, con iniciativas que permiten trazar lazos que acorten caminos hacia la inclusión y diversidad. En la Argentina, por caso, desde el año 2012 con la sanción de la Ley 26.743 se reconoce el derecho a la identidad de Género, que  más allá  de permitir el cambio registral de la partida de nacimiento y Documento de Identidad por un nombre que se corresponda a su género auto percibido, establece el derecho de cada persona a desarrollarse conforme a su entidad de genero

En el aspecto laboral, el decreto presidencial 721 del año 2020 establece “que las personas travestis, transexuales y transgénero, que reúnan las condiciones de idoneidad, deberán ocupar cargos en el sector público nacional en una proporción no inferior al 1% del total de los cargos”, al tiempo que prescribe “condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo; protección contra el desempleo, sin discriminación por motivos de identidad de género o su expresión” y que “no podrán establecerse requisitos de empleabilidad que obstruyan el ejercicio de estos derechos”. El cupo laboral del 1% se tradujo en la Ley 14.783, por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y convertido el Ley Nacional, el pasado 24 de junio de 2021, cuando el Senado de la Nación sancionó el proyecto denominado “Diana Sacayán-Lohana Berkins” en honor a las principales impulsoras de propuestas que se traducen en mejores condiciones de vida para los integrantes de esa comunidad.

Pintar la aldea, para cambiar el mundo

Sin dudas se han dado grandes pasos; o pasos pequeños que aspiran a convertirse en “saltos para la humanidad”. Lo cierto es que, afortunadamente, Inclusión y Diversidad dejaron de ser conceptos de moda para tatuarse en la piel de un sinnúmero de organizaciones, tanto públicas como privadas. Ya hay políticas de Estado y empresariales, leyes, manifiestos que legitiman a la igualdad como principio de inclusión a la diversidad.

La realidad abre capítulos que seguramente harán historia.  Ya hay un comienzo, un avance. Lo relevante es que también haya finales. Finales felices, como el que hoy llega a mi memora con la historia de Lucas,  uno de los tantos colaboradores trans que tuvieron un lugar para trabajar e integrarse a nuestra empresa”.

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Sobre el autor

Romina Marceletti

Directora de Recursos Humanos de Konecta Argentina, con 17 años de experiencia en el sector. Abogada, especialista en Relaciones Laborales, certificada en Ética y Compliance. Orgullosa de apoyar y actuar en equipos diversos, inclusivos y equitativos inspirando en ellos valores de integridad y profesionalismo, desafiándolos a reinventarse constantemente transformado y mejorando su día a día.

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