Vivimos un momento en el que se han aliado dos circunstancias para presentar un escenario complejo para las marcas a la hora de relacionarse con sus clientes. Por un lado, en los últimos diez años o incluso menos, la aparición principalmente de los smartphones ha cambiado por completo la forma en que la sociedad se interrelaciona, tanto en el plano individuo – individuo, como en el plano individuo – empresa. Por otro lado, muchos sectores han sufrido, debido a la crisis económica global, una especie de “barbecho” en el que su actividad se ha visto reducida y la inversión para atraer al consumidor entraba en conflicto con las prioridades de consumo de éste. Pero ahora que parece la crisis está quedando atrás, muchas empresas ven como los consumidores vuelve a acercarse hasta ellas, pero con una visión muy distinta a la que tenían 7 u 8 años atrás, al inicio de la crisis
Esto está sucediendo por ejemplo en el mundo de los eventos deportivos en los Estados Unidos, según cuenta el artículo de Forbes Millennial Fans Increasingly Compelling Sports Teams To Invest In Tech, en donde su autor nos narra cuál está siendo la demanda clave de los aficionados que regresan a los estadios casi una década después: quieren más interactividad, quieren más datos, quieren más tecnología a su servicio mientras observan las jugadas de su equipo favorito. En definitiva, quieren transformación digital, incluso en el ámbito de un sector que ha cambiado tan poco en el último siglo como es el de los eventos deportivos. Los dueños de algunos de los equipos más importantes de las ligas americanas como la NBA o la NFL ya están apostando fuerte por esta transformación digital, saben que el futuro pasa irremediablemente por ella.