Llevamos toda la década pasada escuchando hablar a científicos, expertos y grandes firmas consultoras cómo las tecnologías, las máquinas si queremos, deberían sustituir progresivamente millones de puestos de trabajo en todo el mundo en el periodo en que nos encontramos actualmente. De hecho, uno de nuestros primeros artículos, El Test de Turing y la Experiencia del Cliente, publicado en mayo de 2015, recogía las reflexiones de Jorge del Río, CIO de Konecta, sobre, precisamente, cómo la tecnología empezaba a estar capacitada para sustituir a trabajadores humanos en algo tan sensible como es la comunicación e interacción con clientes para resolver sus dudas o inquietudes. A su vez, desde casi el principio de la andadura de innovan.do, las reflexiones de nuestros artículos incluían algo que sigue igual de vigente: el trabajo humano seguirá siendo no solo importante, sino diferencial.
Volvemos al presente, y miramos, como casi siempre, al mañana. Según el informe anual del Foro Económico Mundial sobre el futuro del trabajo, el avance de la automatización del trabajo es imparable, y para los próximos cuatro años tendrá un impacto continuado que transformará para siempre el mercado laboral, eliminando millones de puestos de trabajo en la mayoría de industrias, pero creando a su vez millones más de nuevas funciones para los trabajadores que contrarrestarán sin duda los puestos asumidos por las máquinas. La reasignación de tareas actuales entre humanos y máquinas ya está en marcha, y la clave para los trabajadores estará, en gran medida, en el desarrollo de nuevas aptitudes imprescindibles para los futuros puestos de trabajo como son el pensamiento crítico, la capacidad de análisis y de resolución de problemas.
La nueva redistribución del trabajo
Según el citado informe, los algoritmos y las máquinas se centrarán principalmente en las tareas de procesamiento y recuperación de información y datos, tareas administrativas y algunos aspectos del trabajo manual tradicional. Las tareas en las que se espera que los seres humanos conserven su ventaja comparativa incluyen la gestión, el asesoramiento, la toma de decisiones, el razonamiento, la comunicación y la interacción.
Mientras que puestos como empleados de entrada de datos, secretarios administrativos y ejecutivos, empleados de contabilidad y nóminas, contadores y auditores, trabajadores de montaje y fábrica, así como gerentes administrativos y de servicios comerciales irán siendo cada vez menos relevantes o incluso redundantes, irán emergiendo o adquiriendo mayor importancia puestos como ingenieros de materiales en el sector automotriz, especialistas en comercio electrónico y redes sociales en el sector de consumo, ingenieros de energías renovables en el sector energético, ingenieros fintech en servicios financieros, biólogos y genetistas en salud y asistencia sanitaria, así como científicos y técnicos de teledetección en minería y metales.
Así, no hay duda que tecnologías como la robótica, la inteligencia artificial, machine learning y otras tendrán un impacto disruptivo en el corto plazo del mundo laboral. La pregunta más relevante para las empresas, los gobiernos y las personas no es en qué medida la automatización y el aumento del trabajo humano afectarán las cifras de empleo actuales, sino en qué condiciones se puede apoyar el mercado laboral mundial hacia un nuevo equilibrio en la división del trabajo entre los trabajadores humanos, robots y algoritmos. ¿Cómo encajar las piezas de este puzzle? El reto está servido.