Si comparamos la situación actual con la de hace un par de décadas, todos podremos descubrir como la digitalización de la práctica totalidad de los sectores económicos es un hecho. Desde el profesional autónomo a la gran empresa, todos han incorporado en su día a día algún elemento de sus procesos diarios que sustituye algo analógico por algo digital. Desde el uso del email como vía de comunicación, la entrega de facturas o presupuestos en archivos informáticos, o la simple aparición en los directorios de internet en sustitución de las clásicas “páginas amarillas”, hasta la más completa automatización de procesos, la predicción de comportamientos con técnicas de explotación y análisis de Big Data o los sistemas de comunicación y venta con el cliente omnicanal, no hay practicamente ningún trabajo que no haya incorporado un elemento digital en su día a día.
Pero es obvio que no es lo mismo utilizar el email o el whatsapp para mantener el ciclo de comunicación con el cliente abierto, ya que esto es un síntoma simplemente de la sociedad digital en que vivimos, que sustentar partes vitales del negocio en herramientas y procesos puramente digitales. Encontramos un interesante análisis al respecto y muchos datos relevantes en Which Industries are the most digital and why? de Harvard Business Review. En el artículo, su creador diferencia tres bloques fundamentales en los que puede centrarse la digitalización a la hora de evaluar su estado en las empresas: los activos digitales (aquellas herramientas que la empresa posee), la utilización digital (aquellas partes del proceso de la empresa que se realizan digitalmente), y los trabajadores digitales (el nivel en que los trabajadores de una empresa emplean herramientas digitales para llevar a cabo su tarea). En base a estas tres ramas, y basándose en los datos extraídos del reporte Digital America: A tale of the haves and haves-more de McKinsey & Co, nos presentan este cuadro:
Examinando este gráfico, queda claro qué sectores están en un estadio avanzado de transformación digital, y cuáles son los que tienen un importante rango de mejora en alguna de las tres ramas anteriormente citadas. Corresponde pues a los directivos de estas industrias localizar aquellas brechas que están impidiendo el acceso a una transformación digital lógica y beneficiosa para sus organizaciones, y crear una hoja de ruta para la renovación competitiva de sus empresas.