La competencia es algo que siempre ha existido en el mundo empresarial, es algo positivo y que ayuda a la auto-regulación del mercado y a generar mejoras. Hace años la competencia se centraba en conseguir hacer un producto mejor o superior por el mismo precio. Hoy esa competencia ha cambiado, el producto es menos importante, ahora se compite por lo intangible de cada producto o servicio. Fíjate que en la publicidad actual, apenas se ensalzan las características y propiedades de los productos. Los anuncios de coche, antes todo era ensalzar sus características, ABS, TDI, BSM, EPS… Hasta una marca se inventó el “ziritione”. Hoy en día los anuncios simplemente muestran el coche, su aspecto, intentan apelar a tus emociones y experiencias al conducirlo. Esto no significa nada más que si quieres estar en la cresta de la ola, tienes que ser muy competitivo y estar continuamente mejorando y haciendo propuestas al mercado. Algunas de las estrategias que puedes llevar a cabo son:
Estar atento del mercado. Observar tendencias y ser capaz de responder a los cambios que requiera. Es uno de los pilares de la metodología de lean startup. ¡Ojo! esta técnica implica tener unos tiempos de servicio en la cadena de suministros muy cortos. Aquí olvídate de que las empresas grandes se comen a las chicas. Hoy, esta frase es: “Las empresas ágiles se comen a las empresas lentas”.
Vigilar de forma regular a los competidores. Esta estrategia te aportará luz en los momentos difíciles que no sepas hacia donde dirigir tu mejora continua. Con un poco de suerte, si tus competidores comenten algún error, con esta estrategia ahorrarás tiempo y dinero. Ya sabes dónde no fracasar y qué decisiones no tomar. Indudablemente no te servirá para ser el número 1 de tu sector, como máximo aspiras a ser el segundo.
Colaborar para hacer innovación abierta. Este enfoque es de los que está más en boga. Generalmente no se da entre competidores directos, pero sí que se busca entre proveedores y fabricantes, o fabricantes y distribuidores. o entre empresas con productos complementarios. El mejor ejemplo lo puedes ver en los sobrecillos de azúcar que incluyen la cucharilla para moverla.
Escuchar a tus clientes. Esta estrategia permite ser muy competitivo y con la ventaja de que a la vez estás enfocando el producto hacia lo que previsiblemente el mercado va a aceptar sin mucho problema. La empresa de bloques de construcción para niños LEGO, fue de las primeras en tomar esta opción, gracias a Internet puedes entrar en su plataforma y diseñar tu propia caja de bloques. En la actualidad están vinculados al mundo de la robótica para hacer que las nuevas generaciones ya adquieran esas destrezas de construir y programar jugando.
Especialízate en algo muy concreto y core de tu actividad. Algunas empresas deciden que su fuerza la van a concentrar en ser estrictamente los mejores haciendo un proceso muy concreto que aporta gran valor al producto o servicio final. Hoy en día es casi imposible encontrar una cámara de cualquier tipo que en su lente no lleve escrito el nombre de Carl Zeiss. Sin embargo, comenzó construyendo microscopios. Su obsesión fue mejorar la calidad óptica de los mismos, y lo logró hasta tal punto que terminó solo fabricando las lentes ópticas. Hoy es el gigante imbatible en temas de fabricación de lentes y siguen buscando esa excelencia para su producto.
Otra estrategia para mejorar tu competitividad dentro de un mercado en muchos sentidos es crear una segunda marca.Crear una marca blanca de tu mismo producto es una idea no tan descabellada como parece. En especial si todavía no hay nadie trabajando en esa banda. Una marca blanca en tu mismo mercado hará que tu marca principal se sitúe de forma natural como primera marca, adquiriendo una percepción de mayor calidad y confianza frente a consumidores. Ayuda a no tener que luchar por precio, aunque es una variable que no hay que descuidar. Por otro lado, si con la marca principal haces un producto que realmente tiene calidad y extras, estas afianzando ese estatus superior. Con la marca blanca la puedes situar justo debajo y penetrar en un segmento de clientes que de forma orgánica no estarían al alcance tu marca principal. Sumando ambas marcas estás abarcando más porcentaje de mercado. Esta estrategia la puedes encontrar en gran cantidad de sectores de todo tipo, desde productos alimentarios hasta electrodomésticos. También es verdad que necesita ser muy bien estudiada para que tenga el éxito y resultado esperado. En ocasiones la marca blanca no se plantea bien y apenas tiene repercusión en el mercado y simplemente hay que retirarla. De hecho según un informe de Esade Brand Institute, algo menos del 10% de las marcas blancas están realizadas por marcas principales.
Estas son algunas de las tácticas para ser más competitivo dentro de un mercado. Existen muchas más, incluso hay personas que solo se encargan de pensar y estudiar nuevas estrategias innovadoras para llegar a ser más competitivos y mantener o llegar a ser los primeros dentro de su mercado. Como en tantas cosas de la vida, la solución única es arriesgada. Lo ideal y óptimo es lograr gestionar varias estrategias de forma simultánea y que se complementen entre ellas. No olvides que cada mercado tiene sus propias circunstancias y condicionantes, lo mejor es adaptarse a lo que tienes y sacar el máximo rendimiento a los recursos y al ingenio interno que hay en todas las organizaciones. No busques otro objetivo que no sea ser el primero, aunque llegar es lo fácil. Lo complicado es mantenerse y no perder la pista del mercado.