Es cierto, el FinTech, o esa nueva forma de proveer soluciones financieras hasta el usuario, es un poco, desde la perspectiva de las grandes corporaciones bancarias, como ese hermano pequeño recién nacido que llega al hogar. Empieza a capturar la atención, y con ella la banca tradicional ha empezado a sentir amenazada parte de su capacidad de captación de clientes, pero no solo eso: ha visto entrar a nuevos participantes en un negocio tradicionalmente restringido, de una manera imaginativa, efectiva y que ha conquistado a los clientes. Definitivamente, ese hermano pequeño parece que hubiera llegado para incordiar
El hermano pequeño crece, y muchos lo han visto directamente un desafío. Una especie de lucha fratricida en la que la banca tradicional ha de imponerse. Pero esto ni tiene por qué ser así ni, de hecho, parece que vaya a serlo. El volumen de capital que los inversores están depositando en startups FinTech es cada vez mayor, y el ritmo vertiginoso en el que éstas detectan necesidades y las solucionan a través de una app, un software o un portal es impresionante. En cierta medida, no es que estén quitando clientes a la banca, es que están creando clientes, están creando espacios en los que solo sucederían las transacciones en la forma en que las empresas FinTech han ideado.
Así, ¿por qué tiene esto que convertirse en un duelo bajo el sol? Cada vez está más claro que estas startups vienen a formar parte de un nuevo ecosistema que en lugar de parecerse a la sabana africana, en donde el león es el rey y la vida de los demás está supeditada a su voluntad, se va pareciendo a la selva amazónica, en donde todas las especies conviven y se benefician mutuamente en un mundo planteado verticalmente.
En la misma manera reflexiona para Venture Beat Braden More, Head of Partnership & Industry Relations en Wells Fargo en su entrada ¿Amigo o enemigo? Por qué fintech y la banca se necesitan mutuamente, donde además introduce los esfuerzos que la entidad para la que trabaja está realizando en esta vía, colaborando estrechamente con empresas innovadoras para alcanzar puntos de interacción en lugar de puntos de fricción. Seguramente sea algo que vayamos viendo cada día más, puesto que la capacidad de estas startups de adaptación adolece de la capacidad de financiación que si poseen las grandes empresas bancarias, y viceversa. Un futuro simbiótico que augura nuevas puertas en la experiencia de cliente en banca