En opinión de los expertos participantes en el 4º Informe COTEC 2014: Tecnología e innovación en España, los cuatro problemas más importantes en el funcionamiento interno de los agentes y factores que constituyen el sistema español de innovación son:
- El papel insuficiente de las políticas de apoyo a la investigación, desarrollo tecnológico e innovación en las actuaciones prioritarias de las administraciones públicas.
- La falta de cultura en los mercados financieros españoles para la financiación de la innovación.
- La escasa dedicación de recursos financieros y humanos para la innovación en las empresas.
- Una demanda nacional que no actúa suficientemente como elemento tractor de la innovación.
El análisis de tendencias sigue la misma línea viendo deteriorarse en opinión de los expertos, principalmente:
- La disponibilidad de fondos públicos para el fomento de la I+D+i.
- La importancia de las políticas de fomento de la innovación dentro de las políticas del gobierno.
- El dinamismo empresarial para afrontar los nuevos desafíos de la innovación.
La crisis ha hecho mella sobre todo en los recursos puestos a disposición de la innovación en España. Según este mismo informe, desde el año 1995 hasta el inicio de la crisis en 2008, los gatos en I+D+i no pararon de crecer en España. Hasta el 2006 se llegaron a alcanzar incrementos superiores al 15%. Pero la tendencia cambio dramáticamente al comienzo de la crisis con una caída continuada que llego en 2013 al -2,8% (último dato disponible).
En este mismo entorno de dificultad económica, no todos los países han seguido la misma senda. En Alemania y Francia en el periodo 2009 – 2013 no ha dejado de crecer el gastos en I+D con una media de crecimiento en estos años de 4,42% y 2,82%, respectivamente. En otros como Reino Unido, se produjo una fuerte caída (-9,8%) en 2009 que compenso rápidamente, con incrementos de 5,9% (2010), 2,7% (2011) y 5,6% (2012), aunque en 2013 registra una caída del -1,6%. En cuanto al gasto medio en este periodo en el UE-28, se produjo en 2009 una reducción del gasto de un -1,1%, para crecer a continuación un 4,1%(2010), un 5,1% (2011), un 3,9% (2012) y un 1,5% (2013).
Esta situación es una clara desventaja para España en un momento de necesidad de transformación de modelos productivos y de desarrollo de valor. La “Estadística sobre Actividades de I+D en España” que incluye la I+D pública y la I+D privada, indica que el gasto total en I+D en España para el año 2013, ascendió a 13.012 millones de euros, un 1,24% del PIB (de acuerdo con la nueva base 2010 utilizada desde septiembre de 2014 por el INE como adecuación al sistema metodológico europeo).
En cuanto a la participación, sector público, sector privado, en el 2013 este último por primera vez desde el comienzo de la crisis financió el I+D+i en mayor medida con un 46,9%. Este mismo año, el gasto empresarial alcanzó los 6.906 millones de euros, destacando el aumento de las retribuciones al personal dedicado a I+D+i, un 1,6%.
En cuanto al tamaño de empresas, en el periodo 2008-2013 las de 10 a 49 empleados son las que más han disminuido su gasto, un 44,2%, las de 50 a 249 empleados cayeron un 22,6% y las de más de 250 empleados decrecieron en menor medida, un 16,5%.
Por sectores de actividad, las empresas de Vehículos de motor encabezan el gasto en innovación tecnológica, con un 13,4%, seguidas de las de Servicios de I+D (12,1%), Farmacia (7,9%), actividades Financieras y de Seguros (7,3%) y Telecomunicaciones (6,2%)
El panorama no pinta bien si creemos en la innovación como base de competitividad y futuro. Según el nuevo estudio de Accenture basado en su índice de densidad digital, un mayor uso de las tecnologías digitales podría impulsar la productividad aportando 1,36 billones de dólares a las 10 mayores economías del mundo en 2020. El índice, calculado en función de más de 50 indicadores como: volumen de operaciones realizadas en internet, uso de la tecnología cloud o de otro tipo para optimizar procesos, nivel de conocimiento tecnológico en las empresas o la adopción de nuevos modelos de negocio de la economía digital. En líneas generales, este índice vincula la penetración de la economía digital al PIB de un país, indicando que una mejora de 10 puntos en la densidad digital (escala de 0 a 100) a lo largo de cinco años se traslada a un aumento anual en el crecimiento del PIB de 0,25 puntos porcentuales en las economías avanzadas y 0,5 puntos en las emergentes.
Este análisis, además de establecer una relación directa entre desarrollo digital y PIB, identifica cuatro factores comunes que contribuyen a una mayor eficiencia digital en la empresa y con ello a un mayor crecimiento a nivel país:
- Creación de mercados digitales: Donde la colaboración entre organizaciones y gobiernos fomente el desarrollo de nuevos modelos de negocio desde la protección del consumidor a través de regulaciones específicas.
- Gestión digital: Tanto gobiernos como empresas tienen que utilizar la tecnología digital para reinventar los procesos en todos los aspectos de las operaciones y no limitarse a automatizarlos. Hay que ir más allá del ‘lavado de cara’ digital para impulsar la eficiencia y la productividad.
- Acceso a recursos: El acceso a través de la tecnología digital a los principales recursos de producción, disminuirá los costes y aumentará el rendimiento operativo.
- Entorno impulsor: En la medida en la que se favorezca el entorno político y regulatorio para crear un clima de confianza empresa/consumidor y de desarrollo de organizaciones digitales, aquí el papel de los gobiernos es principal.
Hay mucho trabajo por hacer y muchas oportunidades por desarrollar. Aunque la foto actual no sea la óptima, el cambio de tendencia, entre otras cosas, está en nuestras manos y en la capacidad de emprendimiento e innovación que aportemos a nuestro trabajo y entorno