La adopción masiva del teletrabajo ha sido clave en multitud de empresas para mantener la actividad y minimizar los efectos de la crisis sanitaria global recién vivida. Una de las características clave de esta orientación hacia el trabajo remoto ha sido, indistintamente del lugar aunque con distintas intensidades, que la gran mayoría de empresas y trabajadores nunca habían tenido que usar este modelo laboral. Para muchos esta ha sido la primera vez que han estado trabajando lejos de su puesto de trabajo, que no han tenido cerca a sus compañeros, a sus superiores o a su personal a cargo. En la gran parte de empresas ni siquiera existían los procesos necesarios para continuar de manera correcta con la actividad de cada empleado.

Las empresas, y sus consiguientes mandos operativos, han descubierto además una serie de retos en la gestión de los equipos de teletrabajadores. Desde la falta de ese cara a cara tan propio de la supervisión de personal, pasando por las dificultades de los empleados para conseguir información de sus compañeros, el incremento del sentimiento de soledad y aislamiento que ha traído consigo el teletrabajo en muchos trabajadores, o incluso los entornos domésticos llenos de distracciones propias de situaciones como el confinamiento (por ejemplo, el cuidado de los hijos al estar cerradas las escuelas). Estas y otras circunstancias se han unido para complicar sobremanera la correcta gestión, comunicación y supervisión de los equipos remotos. 

Encontramos en el portal Harvard Business Review una serie de consejos a modo de guía para gestionar a los nuevos trabajadores remotos, que nos pueden ayudar a mejorar en esta tarea:

  • Establecer una estructura organizada de puntos de control diarios. Ya sean de manera individual o grupal, una toma de contacto diaria, tanto para dar como para recibir información, es fundamental para garantizar el correcto funcionamiento de los equipos de teletrabajo.
  • Establecer sistemas de comunicación multicanal. El email no es suficiente, ni lo es solo el teléfono. Hay que apostar por implementar tecnologías que permitan videollamadas, mensajería instantánea, sistemas de red empresarial (al estilo de las redes sociales convencionales) etcétera. Importante en este punto garantizar la seguridad de las comunicaciones y los datos transmitidos en estas aplicaciones.
  • Adicionalmente, añadir reglas de contacto. Hay que establecer cómo y para qué ha de usarse cada canal de comunicación, incluso los horarios propicios para cada uno de ellos. 
  • Buscar oportunidades para la interacción social. Sin duda clave para el bienestar empresarial de los equipos remotos, pero a su vez para incrementar la creatividad y la interrelación entre distintas áreas o compañeros. Las bondades de las charlas de pasillo trasladadas al mundo virtual.
  • Empatizar con la nueva situación de teletrabajo. No todo el mundo vive igual una misma circunstancia, y esta nueva realidad puede generar malestar en algunos individuos de nuestra empresa. Saber escuchar y empatizar con sus inquietudes favorecerá un entorno de trabajo saludable y motivador.

El teletrabajo ha venido para quedarse, por ello es vital crear planes de gestión y supervisión de esos trabajadores que a partir de ahora rara vez volverán por la oficina. Evitar su aislamiento, disponibilizar para ellos la misma información y herramientas que para el resto de trabajadores o buscar estrategias de motivación y adherencia a nuestra compañía se vuelve incluso más crítico que con los trabajadores convencionales. Sin duda el éxito de los programas de teletrabajo estarán marcados por una correcta estrategia en este ámbito tan necesario en el día a día.

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Sobre el autor

Mariano Regidor

Dos décadas de trayectoria combinadas en el área de operaciones del Contact Center y el marketing de contenidos al servicio de la Experiencia del Cliente.

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