El sector privado debe responsabilizarse de actuar como agente para el cambio y facilitar servicios y productos que ayuden a los colectivos más vulnerables quienes presentan ya claros ejemplos del aumento en las desigualdades y los casos de discriminación. Ejemplo de ello es la situación de los más de 1.800 millones de personas que viven en la calle, para las que son prácticamente imposibles de cumplir las medidas de confinamiento y distanciamiento social; o para 2.200 millones de personas en todo el mundo para las que lavarse las manos regularmente no es una opción, por carecer de acceso a agua limpia. Hay que tener en cuenta que las repercusiones de la pandemia se harán notar incluso después de que la enfermedad esté presente. En concreto, se calcula que esta crisis puede llevar a la pobreza a entre 341 y 611 millones de personas en todo el mundo, la mayoría en África, Asia y América Latina, según datos del Pacto Mundial.

Y es que este año inédito, en esta situación extraordinaria que estamos viviendo, no es momento de reproches sino de aprender y sobre todo de actuar. Mientras desde el Gobierno queda claro que no pueden escatimar en recursos para tener un sistema de salud fuerte y un tejido científico robusto, desde el sector privado se debe compartir el conocimiento y recursos, con generosidad e inteligencia, trabajar en alianza y poner en el centro de sus planes de acción a las personas.

Sector privado un ejemplo de solidaridad

El sector privado español ha actuado con gran responsabilidad, inyectando financiación a multitud de iniciativas y colectivos en desventaja e invirtiendo grandes cantidades de dinero —dinero, no olvidemos, que han dejado de percibir sus accionistas― en investigación para lograr pronto una nueva vacuna, en compra y distribución de material sanitario, adquisición de alimentos, en programas de inyección económica a pequeñas empresas y autónomos…trabajando a la par con los gobiernos, como un agente social más.

En este nuevo contexto, tras varios meses de confinamiento, tenemos que prestar especial atención a los más vulnerables, ellos son ahora los grandes damnificados de esta crisis. Ahora más que nunca debemos trabajar en alianzas para minimizar las desigualdades y dar oportunidades a quien más está sufriendo. Ante esta emergencia, el papel de las empresas, independientemente de su sector, actividad o tamaño, es clave para minimizar los daños que ha provocado y está provocando esta pandemia

Las personas y sus derechos deben ser lo primero

Son palabras del Secretario General del Pacto Mundial. “La pandemia de COVID-19 es una emergencia de salud pública, pero es mucho más.  Es una crisis económica. Una crisis social. Y una crisis humana que se está convirtiendo rápidamente en una crisis de derechos humanos. El virus amenaza a todas las personas. Los derechos humanos favorecen a todas las personas.  Al respetar los derechos humanos en estos tiempos de crisis, construiremos soluciones más eficaces e inclusivas para la emergencia de hoy y la recuperación de mañana”

Mirando hacia delante

Nuestra labor de reconstrucción debe ser un objetivo estratégico como compañías y como sociedad. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que se sustentan en los derechos humanos, proporcionan el marco para que la economía y la sociedad sean más inclusivas y sostenibles. 

Las empresas debemos apoyarnos en ellos, en la Agenda 2030, poner todos los esfuerzos para garantizar la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente en aspectos como la cobertura universal de la salud, el fomento del empleo de los más vulnerables, definir metas y objetivos para trabajar en la reconstrucción de nuestra economía y siempre en alianza. Como dice un viejo proverbio chino “Si caminas solo irás más rápido; si caminas acompañado llegarás más lejos”

Ánimo a las empresas a que pongan su foco en esta línea a través de la innovación y el compromiso y unidos daremos respuesta a los problemas sociales y lograremos no dejar a nadie atrás.

Graciela de la Morena Carra Directora de Responsabilidad Social Corporativa y Fundación Konecta

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Sobre el autor

Graciela de la Morena Carra

Apasionada y convencida del valor que la acción social aporta al entorno empresarial y por supuesto a la sociedad. Especialmente vinculada al mundo de la discapacidad con mas de 20 años de experiencia en la ejecución de proyectos, Graciela es licenciada en Ciencias Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid y MBA por el Instituto de Empresa. Además imparte clases como profesora de RSC del Executive MBA y del Máster de Dirección Comercial y Ventas en EAE Business School y dirige la Fundación Konecta desde hace 13 años.

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