Recuerdo cuando abrí mi primera cuenta de ahorros. Lo hice para poder ingresar mis primeros salarios al acabar el instituto, el verano anterior a comenzar la universidad, aún metidos en los años noventa. Había muchos empleados en aquella oficina, muchos, y hacían muchas cosas. ¿Recuerdas cómo era una sucursal bancaria hace 20 años? Lo que casi no recuerdo es la última vez que pisé una. Pero más o menos la imagen de las últimas veces que he visitado una oficina de mi banco ha sido por esos escasos trámites que aún han de realizarse imperativamente con una persona al frente. Eso si, las oficinas cada vez son menos, y en ellas cada vez trabajan menos personas, y cada vez hay menos clientes en su interior, la mayoría personas ancianas, las cuales, por cierto, dominan cada vez en mayor medida la tecnología de autoservicio con la que sus bancos han ido sustituyendo las funciones de sus trabajadores. También recuerdo mi primer trabajo en un contact center, como soporte técnico de conexiones a internet. Éramos cientos, y recibíamos decenas de llamadas al día. También era a finales de los noventa. La última vez que tuve que llamar por una avería en mi instalación de cable, la propia IVR me guió por un proceso de pruebas que, aunque en mi caso de usuario avanzado no sirvieron de nada (pues ya las había hecho), estoy seguro solucionan un alto porcentaje de consultas sin tener que poner al cliente en comunicación con una persona. Tampoco me acuerdo la última vez que vinieron a mi casa a pasarme la lectura del agua desde que nos instalaron un lector conectado por radio con la empresa encargada de la lectura. Y aunque aún se me hace extraño, ya voy directo al kiosko de pedidos cada vez que entro en una de las más famosas cadenas de hamburgueserías del mundo, que han pasado de tener una legión de empleados tras las barras atendiendo pedidos a reducir el personal y destinarlo a labores de atención y servicio en mesa. Es una visión muy parcial, pero son cuatro ejemplos claros de cómo la automatización, la transformación digital e incluso la inteligencia artificial o la robótica están, de hecho, afectando ya a nuestro día a día y a los puestos de trabajo de decenas de miles de personas en el mundo
Dos de cada tres estadounidenses están convencidos que, en las próximas décadas, los robots harán la mayoría de trabajos. En el mismo estudio, un dato contradictorio y curioso: el 80% de los encuestados opina que su puesto de trabajo seguirá exactamente igual, que no se verá afectado. Grave error. La tendencia es inequívoca: prácticamente cualquier trabajo se verá paulatinamente afectado por la evolución de la inteligencia artificial y la robótica
Tenemos ya robots en desarrollo que son o serán capaces de colocar 1000 ladrillos por hora, otros que son capaces de administrar el stock físico de un supermercado, actualizarlo, hacer pedidos e incluso ajustar precios, todos hemos oído hablar a estas alturas de los avances en la conducción autónoma y lo que supondrá para el sector de transportes por carretera, incluso cada poco leemos alguna noticia sobre cómo la inteligencia artificial será la mejor aliada para nuestra salud en el futuro. Y si tenemos que hablar de números, hace unos meses, por poner un ejemplo, conocíamos que Foxconn, el proveedor para Apple y Samsung, reemplazaba 60.000 trabajadores por robots en sus factorías
¿Aún piensas que tú trabajo no corre riesgo?
Quizá tú aún no estés pensando en ello, pero en el foro económico anual de Davos ya se habló el año pasado de los efectos de esta cuarta revolución industrial: la inteligencia artificial, el machine learning, la robótica avanzada, el big data, la nanotecnología, la impresión 3D, y la biotecnología genética causarán un gran impacto no solo en los modelos de negocio, sino en los mercados de trabajo en los próximos cinco años. Toda una serie de conclusiones que presentan en su reporte The Future of Jobs
Es tiempo de estar alerta, y de estar preparado. Ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas son las cuatro ramas que con toda seguridad acapararán gran parte de la oferta laboral del futuro. Sectores enteros van a verse afectados por esta cuarta revolución industrial. Quizá es el momento de empezar a pensar en un cambio.