Cuando tuvimos que mover decenas de miles de trabajadores a entornos remotos y de teletrabajo a principios del año 2020, la prioridad clara se basaba principalmente en dos ejes: la continuidad de las operaciones y la seguridad sanitaria de nuestros empleados. Esto hizo que el foco en las herramientas tecnológicas empleadas para asumir el reto de desplazar incluso al 100% de los trabajadores a modo teletrabajo estuviese principalmente fijado en simplemente dar acceso remoto a los distintos empleados a sus herramientas cotidianas de trabajo. Pero a medida que han ido pasando los meses y hemos visto, por un lado, que el teletrabajo propone una serie de ventajas únicas y, por otro, que este modelo laboral ha venido para quedarse, también hemos ido siendo conscientes paulatinamente de una serie de retos ocultos a nuestros ojos durante las primeras semanas. 

Ahora, meses más tarde y con multitud de equipos de trabajo prestando servicio desde sus domicilios, no solo hemos sido capaces de detectar estos retos, sino que ya tenemos la obligación de, si queremos aprovechar al máximo las ventajas del teletrabajo, dar respuesta a los mismos. Entre los retos quizá más importantes y a la vez posiblemente más debatidos está el impacto que tiene el trabajo remoto sobre circunstancias tan importantes como el sentido de pertenencia, el trabajo en equipo y la colaboración y correcta comunicación de nuestros equipos remotos con el resto de sus compañeros, con sus subordinados y sus responsables y con distintas áreas laborales. 

En estos meses hemos ido leyendo distintas recomendaciones, como por ejemplo esta entrada del New York Times donde nos proponían al comienzo de la pandemia la creación de espacios virtuales distendidos donde los trabajadores pudieran charlar entre ellos de manera relajada, la organización de comidas virtuales a través de videoconferencias, o comenzar canales de comunicación donde compartir temas extralaborales de, por ejemplo, temática cultural. Por su parte, la revista de negocios Forbes nos proponía tres pilares para fortalecer la gestión de equipos remotos: claridad, para establecer pautas laborales remotas, así como límites y objetivos precisos, comunicación, pues sí es ya importante en el día a día de cualquier manager, la comunicación con equipos remotos se vuelve crítica, y conexión, precisamente en línea de lo que antes hablábamos, es decir, mantener la motivación de los equipos a partir del fomento de la creación de lazos y refuerzo del sentido de pertenencia. Y esto son solamente dos enlaces de medios importantes en que podemos ver cómo una de las preocupaciones principales ante el teletrabajo es, precisamente, el aislamiento que pueden vivir nuestros empleados y cómo puede impactar de manera negativa a su motivación y su labor.

 En resumen, existe un reto claro a la hora de abrazar el modelo de trabajo remoto por parte de las empresas: conseguir que sus equipos remotos puedan participar, puedan colaborar, y puedan sentirse integrados con sus compañeros, responsables y subordinados de la misma manera que lo harían si realizaran su trabajo desde una oficina. Por ello, cuando busquemos un modelo tecnológico que nos abra las puertas del teletrabajo, no hay que olvidar que las herramientas de comunicación colaborativas deberían ser pieza integrante de las mismas.

 

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Sobre el autor

Mariano Regidor

Dos décadas de trayectoria combinadas en el área de operaciones del Contact Center y el marketing de contenidos al servicio de la Experiencia del Cliente.

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