Miremos el estudio que miremos, la experiencia de los pasados meses acerca de la implementación del teletrabajo en numerosos puestos laborales deja una conclusión clara: la gran mayoría de empleados quiere seguir teletrabajando, al menos, gran parte de sus jornadas. Pero ¿están sus jefes en el mismo lado de la moneda?
Leemos en el blog de la BBC enfocado en los modelos de trabajo híbridos una serie de reflexiones y declaraciones de distintos responsables de empresas de diversos sectores al respecto, y todos parecen coincidir: su preferencia es supervisar el trabajo de sus equipos en la oficina, si no todo el tiempo, al menos parte del mismo.
Así, por ejemplo, en los EE. UU., un impresionante 72% de los gerentes que actualmente supervisan a trabajadores remotos preferirían que todos sus subordinados estuvieran en la oficina, según una investigación reciente de la Society for Human Resource Management. Esta tendencia parece estar consolidándose también en países europeos. En Suecia, Winningtemp, empresa enfocada en estrategias de Employee Engagement, que atiende a clientes en 25 países, dice que ya está notando signos de un impulso de regreso a la oficina, particularmente en mercados donde hay altos niveles de vacunación. “Veo que muchas empresas lo están forzando en este momento”, dice el fundador y director ejecutivo Pierre Lindmark. “Empiezan a decir, ‘De acuerdo, ya te pusiste la segunda dosis de la vacuna, tienes que volver a la oficina’”.
Este tipo de tendencia está planteando un interesante debate sobre si el teletrabajo será, como habíamos vaticinado, algo que ha encontrado su lugar en nuestra sociedad de manera definitiva o si, finalmente, se tratará solamente de una tendencia pasajera. La pregunta entonces es ¿cuál es la razón por la que los jefes están dando la espalda a los modelos remotos antes de lo esperado por los expertos?
Parece que, lo más repetido en las respuestas de los distintos mandos de empresas a los que se ha preguntado, apunta en una dirección: necesidad de control. Según expone el antes citado Pierre Lindmark, la presión que están haciendo los jefes para que sus empleados vuelvan basándose en esta supuesta necesidad de mayor control a menudo sucede sin que se tenga en cuenta realmente el desempeño individual o de toda la empresa durante la fase de trabajo desde casa, o sin tener una estrategia sobre cómo este regreso afectará la experiencia del empleado.
Entonces, estas vueltas “forzosas” a la oficina, ¿son por el bien de la empresa, o son por la comodidad de sus mandos? “Administrar un equipo remoto es más difícil. Exige nuevos conjuntos de habilidades. Y mucha gente se metió en ello sin estar preparada ”, añade Maya Middlemiss, autora sobre trabajo remoto con sede en Valencia. «Por lo tanto, no es sorprendente que estemos teniendo una reacción violenta y las personas que no se adaptaron bien a eso desde el punto de vista de la administración preferirían tener a todos de regreso».
Este tipo de acciones para forzar el regreso a las oficinas choca con las expectativas de los empleados, y puede tener un significativo impacto en la retención del talento, a tenor de las corrientes laborales que están llevando a millones de personas a abandonar sus puestos de trabajo en todo el mundo. Así pues, nos encontramos ante un delicado momento en el que un cambio de mentalidad es necesario si queremos encontrar el balance ideal. «Un programa de trabajo flexible tiene que funcionar igualmente para los empleados, los empleadores y las organizaciones», concluye Johnny C Taylor, CEO de la Society for Human Resource Management. “No existe una solución única para todos. Y esa es la clave «.